En su humildad y en sus recuerdos, en la brisa que sopla en Flor Amarillo surge una voz consejera, que dice cómo hacer un swing, cómo atajar y cómo tomar la bola en el infield, un sabio del deporte del estado Carabobo, hablamos sin duda de Orlando “Macaco” Fernández, quien este año arribará a siete décadas, mejor dicho 70 años de edad.Formador de peloteros, desde un receptor, un primera base, un campocorto, tercera o segunda base, jardinero o inicialista, “Macaco” sabe pulir a un jovencito hasta llevarlo al camino de los sueños, ese mismo camino que lleva a las mayores.“Macaco” recorre el campo de Flor Amarillo que lleva su nombre, el mismo terreno que cerca de 56 años atrás empezó a pulir con esmero, junto con otros muchachos, con una sola intención: Jugar a la pelota.Habla de Valencia, aquella ciudad que hacía deportes, donde había ligas aficionadas, donde abundaban los equipos, en el norte de Valencia, Naguanagua, San Diego, Puerto Cabello, para competir siempre con Caracas, con el Zulia y con Lara, donde estaban las otras ligas.Puede ver un jugador a lo lejos, con mirada segura como si viera un proyecto, un muchachito de ocho o diez años y ya por el tamaño sabe qué posición puede jugar en el béisbol. Sabe establecer ideas, dar consejos y hablar por horas con los niños que siempre lo buscan por un consejo, en el mismo campo donde ha estado siempre.Su primer equipo fue el Bomberos, en la categoría juvenil en el estadio de Flor Amarillo, donde también venían jugadores de Güigüe, Central Tacarigua y Belén a chocar contra los “valencianos”.Para “Macaco”, Venezuela aún no ha explotado de verdad en el béisbol y dice que el día que lo haga todo el mundo hablará de nosotros.“Todo el mundo hablará de nuestros peloteros, más de lo que lo que lo hacen ahora”.Para este legendario hombre, nacido el 22 de octubre de 1943, el estudio es el principal aliado de los deportes, “se tiene que estudiar, pero se debe jugar beisbol también”.Remonta los recuerdos del ayer, mientras la modernidad de un avión irrumpe el silencio y la suave brisa en el estadio en Flor Amarillo, y recuerda sus juegos con el Farmacia Carabobo. Define al béisbol como un deporte de reflejos, de miradas, de señas, más allá de ser un deporte de batear y correr.A los 36 años, luego de cosechar éxitos en el béisbol amateur, aquella extinta liga donde estaban los peloteros natos, prefirió retirarse para empezar otra exitosa carrera, la de preparador.“Macaco” Fernández recuerda a los instructores que tuvo, don Juan Bello, el sempiterno profesor y conocedor de la cátedra de Educación Física, Güino Balaustren como también al “Peluca” Cazorla.Para él, el béisbol es un juego de momento, de rapidez, de acción, que se dice sencillo, pero apunta que hay que trabajar sobre ello. El ver la pelota, batearla, embasarse, correr, saber correr las bases y poder llegar a la goma con un buen batazo, o aprovechar si el contrario comete errores, pero siempre ir buscando anotar.No hace alarde de los peloteros que ha formado o ha aconsejado, muchos de ellos grandes ligas, como Álvaro Espinoza, el lanzador Omar Daal y el ex receptor Raúl Chávez, como también de aquéllos que brillaron en el beisbol profesional, Jorge Mitchell y Roberto Espinoza.La calidad humana ha sido su bandera de vida en estas ya siete décadas, su lucha para las batallas en el béisbol dice que debe ser el dar el todo por el todo y los muchachos deben luchar de manera constante en el terreno de juego.La entrega, las ganas, el cuidarse para estar sano y poder rendir al máximo.“El béisbol es suerte”“Macaco” Fernández dice que el béisbol es un deporte donde abunda la suerte, donde hay muchachos que de verdad quieren llegar lejos, dice que el pelotero se tiene que formar en todo sentido, físico, mental, espiritual y estar siempre demostrando que eres el mejor. “El beisbol es suerte a más allá de todo es suerte”.“El beisbol es un deporte de formación, complejo, donde hay que trabajar, a diario o toda una vida .
Tomado del diario NOTITARDE
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